Fue al supermercado y se encontró con un viejo compañero del instituto, que todavía está en la universidad, y se fueron a tomar algo. En Memphis sabían de su pasión por el basket, pero no podían imaginar que regresara con la camiseta del equipo de la ciudad. Y es que Marc Gasol ha vuelto a su segunda ciudad, en la que pasó parte de su adolescencia, para seguir la tradición de su apellido, para responder a "más preguntas que en España" sobre su hermano y para hacerse amiguete de Darko 'Gasol es blando' Milicic."No ha cambiado nada, sigue todo más o menos igual. En esta ciudad cambian poco las cosas". Es cierto lo que dice Marc Gasol. Otra temporada más el pívot titular de los Grizzlies se apellida Gasol, sólo que el de ahora lleva el número 33 y no el 16. Cuando Marc regresó a Barcelona en su adolescencia, procedente de Memphis (donde se mudó con su familia con el rookie Pau Gasol), el equipo jugaba en La Pirámide y ahora lo hace en el FedEx Forum. La excitación de aquellos años de Jason Williams y Pau Gasol ha pasado. "Tendrías que ver el pabellón, es un poco triste. Viene a vernos poca gente. Por eso, cuando había cuatro que pitaban a Pau se notaba tanto", dice Marc, que se readapta a su vieja/nueva casa y a la NBA.
Marcando territorio, respondiendo sobre Ricky
El respeto es la palabra más repetida por un jugador de baloncesto de la NBA. Es constante la referencia a ese valor que se gana con trabajo, actitud y valentía. Marc ha empezado entrenando a su nivel habitual, que para los estándares NBA es mucho. "No he hecho nada especial, simplemente entreno así porque a mí no me regalan nada. Habrá otros que sean más buenos que yo y que no necesiten entrenar a tanto nivel, pero yo si no entreno así no juego. Tengo que ser consciente de lo que soy y de lo que tengo que hacer", señala.
Su apellido le hace el centro de atención, como es lógico. "Pau aquí fue mucho, el equipo y él crecieron juntos", dice, sorprendido por lo mucho que le preguntan por él: "Más que en España. Por la calle me preguntan si le gano en un 'uno contra uno', si soy mejor que él... cosas así", sentencia. Marc vive de alquiler en el piso que dejó Pau, cerca de donde viven sus padres y su hermano Adriá.Sin embargo, lo que más le ha sorprendido es "lo mucho que me han preguntado por Ricky. Me hablan del chico ése que metió 50 puntos en el Europeo cadete y cosas así. Me llama la atención porque es gente de una cultura muy cerrada, centrada en su país, su universidad o su barrio, y conocen a Ricky", cuenta.
Milicic, ese tipo tan simpático
La mayoría de los deportistas transmiten una imagen sesgada cuando se les pasa por el espejo de los medios, pero pocos como el bestial Darko Milicic. Compañero de titularidad con Marc ("me siento bien jugando con él, quizá sólo pasaremos dificultades cuando juguemos contra 'cuatros' con movilidad"), es, además, uno de los mejores amigos del catalán en la plantilla. "Es un tipo peculiar, pero me cae muy bien. Con él y con Jaric salgo a cenar y he ido a comer a casa de Darko y todo", dice, derribando mitos. No conoce a Adriana Lima, la modelo brasileña novia de Jaric ("Sabía que alguien salía con ella, pero me enteré cuando llegué aquí"), y, en general, su adaptación a la NBA ha sido mucho más fácil que la de otros europeos.
Sin embargo, echa de menos cosas. Le apena que Juan Carlos Navarro no esté en el equipo, y afirma que "en Memphis todo el mundo entendió su decisión. Después de tantos años en Barcelona era difícil para él y su familia adaptarse a la vida aquí". Añora Girona, y espera que "todo les vaya genial desde LEB Bronce. Tengo muchos amigos allí y la gente de la ciudad merece mucho la pena, nunca podía imaginar que haya pasado lo que ha pasado".
Sin embargo, como siempre, mira adelante. Hace tres años casi no era nadie y ahora es uno de los novatos más prometedores de la NBA. "No me paro a mirar lo que he hecho. Cuando tomas decisiones, no hay que mirar atrás. A lo mejor me he equivocado en algo, pero estoy orgulloso de lo que he conseguido. Eso sí: he logrado este reto y ahora llega el siguiente", cierra. Con esa mentalidad, una vez más, nada se le pondrá por delante.
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