Deben haber pasado muchas cosas por la cabeza de Manu Ginóbili cuando sintió en las semifinales de los Juegos Olímpicos ante Estados Unidos que su tobillo izquierdo, lesionado ante Phoenix Suns en los playoffs 2008, volvía a traer problemas.
La cara del escolta retorciéndose de dolor no sólo impactó por lo físico, sino también por lo emocional: el argentino había hecho mucho para defender el oro de Atenas 2004 con su selección.
Y el esfuerzo, que hasta ese momento le daba la razón, se derrumbó para darle lugar a las especulaciones: ¿Qué dirá Gregg Popovich al respecto? ¿Y los directivos de los Spurs? ¿Podrá volver a jugar en el seleccionado?
Lo cierto es que, con un despliegue de cordura y sabiduría, directivos, cuerpo técnico y jugadores texanos se llamaron a silencio. No sirve de nada hacer leña del árbol caído, sobre todo por el vínculo de tantos años de Ginóbili con los Spurs. El argentino llegó a San Antonio, se sometió a los estudios correspondientes y entre todos los implicados se resolvió que lo mejor era operar el tobillo para evitar una lesión crónica.
Los médicos, tras la intervención, fueron claros: Ginóbili deberá estar al menos tres meses parado y se perderá el primer mes de temporada regular.
"No regresará enseguida. Manu estará afuera alrededor de 20-25 partidos, al menos hasta mediados de diciembre", dijo el entrenador Gregg Popovich cuando fue consultado el lunes, antes de que los Spurs arranquen los campos de entrenamiento.
Sobre la lesión, el entrenador le dio su respaldo al jugador: "No se dio en Beijing. Este problema lo acarreó durante 15, 25 ó 35 partidos en la temporada".
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